Con un amplio respaldo del público, que superó el millar de asistentes, el Ballet Folclórico Copayapu estrenó en Copiapó la obra “Chañarcillo, la veta de una historia olvidada”, una propuesta artística que rescata uno de los hitos más relevantes de la historia de Atacama a través de una puesta en escena contemporánea y profundamente identitaria.
La obra fue presentada en cinco funciones realizadas durante los primeros días de diciembre, incluyendo dos presentaciones en la Sala de Cámara de Copiapó, funciones en el Colegio San Agustín de Atacama y en la Escuela Bruno Zavala, además de una destacada participación en el Primer Encuentro Binacional de Literatura, Historia y Turismo Patrimonial ATACARI 2025. En cada jornada, el público valoró el trabajo artístico del elenco juvenil, reconociendo su talento y compromiso con la difusión de la historia regional.
El proyecto fue impulsado por el Club de Cueca Danzas Criollas, histórica agrupación folclórica de Copiapó con más de 30 años de trayectoria, gracias a recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) 2025 del Gobierno Regional de Atacama, con el objetivo de fortalecer la identidad cultural y poner en valor el patrimonio del territorio.
En ese contexto, el Gobernador Regional de Atacama, Miguel Vargas Correa, destacó la iniciativa señalando que “estamos maravillados con la presentación del Ballet Folclórico, una obra única que refleja la importancia de Atacama y la influencia del mineral de Chañarcillo en el desarrollo del país. Nos alegra que este tipo de proyectos se concreten con fondos del Gobierno Regional y que permitan apoyar el trabajo de organizaciones sociales de la región”.
La obra fue interpretada por el Elenco Juvenil del Ballet Folclórico Copayapu, integrado por jóvenes desde los 14 años, bajo la guía formativa de ex integrantes de Danzas Criollas, generando un valioso cruce generacional. La música original estuvo a cargo de la Agrupación Musical Andina Intipacha, mientras que el relato poético incluyó décimas del escritor regional Luis Aguirre Tiska, aportando una identidad sonora y literaria creada especialmente para este montaje.
Desde la organización, la coordinadora de Copayapu, Melany Meléndez Cáceres, expresó su satisfacción por el resultado del proceso creativo. “Estamos muy contentos y emocionados de ver el trabajo finalizado. Fueron meses de creación musical, diseño de vestuario, investigación histórica y desarrollo coreográfico. Ver todo integrado en escena y cómo el público se conmueve con la obra, confirma que se realizó un trabajo serio y de calidad”, señaló.
Durante el estreno, la agrupación estuvo acompañada por el director de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Copiapó, Mauricio Ceriche, quien valoró el compromiso del elenco y de las familias involucradas. “Más allá de la obra, hay un trabajo formativo profundo, con disciplina, cariño y vocación. Eso se transmite en el escenario y genera orgullo por el nivel artístico que se presenta”, indicó.
Uno de los énfasis del proyecto fue la creación colaborativa desde Atacama. En ese sentido, Willian Vargas, integrante de Intipacha, relevó la importancia de fortalecer la escena cultural regional. “Para nosotros es clave apoyar a las agrupaciones locales y contribuir al desarrollo de la cultura en Atacama. Esta obra logra unir literatura, música y danza en una producción de gran nivel”, afirmó.
El escritor Luis Aguirre Tiska, autor de las décimas utilizadas en la obra, destacó el crecimiento del elenco y dedicó su aporte a la memoria familiar. “El nivel del grupo sigue aumentando. Este pequeño aporte lo dedico a mi abuelo, quien disfrutó profundamente de la historia de Atacama y de Chañarcillo”, expresó.
Los protagonistas de la puesta en escena fueron 21 jóvenes que, además de bailar, se formaron en la historia regional. Bárbara Cabrera, integrante del elenco, comentó que “aprendimos la historia de Chañarcillo y nos llamó mucho la atención el rol de la comunidad y los procesos de rebeldía. Fue un trabajo maravilloso”. En tanto, Matilda Carvajal destacó el esfuerzo colectivo: “Fue un año de mucho trabajo y ver el impacto que tuvo en el público nos llena de orgullo”.
El público también destacó la relevancia de este tipo de iniciativas culturales. Hilda López, asistente a una de las funciones, señaló que “no siempre se ve a niños y jóvenes en este tipo de espectáculos, y es precioso”. Por su parte, Marlen Rojas valoró la conexión emocional con el territorio: “Chañarcillo es la cuna de este país. Tengo familia que nació ahí y ver esta representación fue profundamente emocionante”.
De esta forma, “Chañarcillo, la veta de una historia olvidada” se consolidó como un espacio de encuentro comunitario que permitió revivir el auge minero del siglo XIX desde una mirada actual, integrando a las nuevas generaciones y reafirmando el talento artístico presente en la Región de Atacama.


