La misa fúnebre del Papa Emérito Benedicto XVI, que falleció a los 95 años, se realizó en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Tuvo una duración de tres horas y contó con algunas diferencias respecto a lo que sería una ceremonia de un sumo pontífice en funciones.
Matteo Bruni, portavoz del Vaticano, explicó que si bien la misa seguiría el mismo modelo, algunos elementos fueron eliminados y se incluyeron otros nuevos.
Algunos de estos cambios fue el suprimir las oraciones referidas a la Sede Vacante, el deceso de un Pontífice reinante y la del Vicario de Roma.
El cardenal y decano del Colegio de Cardenales, Giovanni Battista Re celebró la ceremonia, mientras que el papa Francisco la presidió desde un altar con dosel.
Georg Gänswein, quien fuera secretario personal de Benedicto XVI, estuvo en primera fila junto a las 4 mujeres de instituto Memores Domini que estuvieron a cargo del cuidado del papa emérito.
Al no ser un funeral de Estado solo se invitó a las delegaciones oficiales de Alemania e Italia. Sin embargo, otras autoridades decidieron presentarse. Ese fue el caso de los reyes eméritos de España y los presidentes de Portugal, Polonia, Hungría, etc.
Unas 50.000 personas asistieron, y asimismo participaron 120 cardenales, 400 obispos y 4.000 sacerdotes.